Sosiego, descanso, diversión o  modo de vida. Cada persona acude al litoral con un anhelo y una forma diferente  de sentir el  paisaje. Arrastramos hasta  la orilla nuestras expectativas y satisfacemos nuestros deseos sin preguntarnos  que huella estaremos dejando en este paisaje capaz de complacernos. 
              ¿Qué ocurriría si cambiáramos  la perspectiva? Si por una vez dejáramos de creernos el centro del mundo y  voláramos sobre nosotros mismos como un ave objetiva. ¿Si descubriéramos que  este vergel complaciente  es un delicado  paisaje en el que el hombre es solo un punto más disuelto entre la arena y la  sal?